miércoles, 26 de octubre de 2011

La sucesión



Por muy hermano que uno sea de sus hermanos, lo de perder no le gusta a casi nadie. Y si coge desprevenido, tampoco es raro que se le escape a uno la artillería ligera. Como le sucedió al presidente saliente de la Unión de Hermandades, que desperdició una gran momento para encomendarle su decepción a Dios y desearle solidariamente lo mejor a su sucesor.

Ahora que el portavoz de los obispos, en un trance de divinidad, ha dejado moderadamente claro a quien hay que votar el 20 de Noviembre. Más apropiado hubiera sido hablar de progresistas y conservadores, en vez de diferenciar a pobres de ricos para identificar a ganadores y perdedores del plebiscito; que nadie se va a ruborizar por ello.

Le deseo suerte y buena mano al nuevo presidente de la Unión de Hermandades en la gestión de los palcos -y que no ponga más por favor-, que las procesiones vuelvan a iluminar el Consistorio que buena falta le hace, que sea un poquito piadoso con la ciudad y vaya solicitando, para cuando esté finalizado, el traslado del monumento de la Alameda Cristina al Museo de Cofradías.

Salud

martes, 18 de octubre de 2011

Con menos prisas



Si en un asentamiento humano sólo existiera una calle, no sería necesario ponerle nombre, pero si hay más de una es obligatorio identificarla. Antiguamente se reconocían con el nombre de la actividad que se realizaba en la misma, por el trazado o por la denominación popular.

Con el tiempo, se les fue asignando nombres de personas prestigiosas que, por sus méritos, merecían la gratitud de sus coetáneos y de las generaciones venideras; aunque siempre existió la posibilidad de que se infiltrara el nombre de alguien menos deseable que el de una planta o una flor.

Está bien que las calles lleven nombres de personas honorables, y, si el agradecimiento no se le hizo en vida es mejor enmendarlo con menos prisas. Porque, últimamente, prolifera la práctica de merecer tajada efímera de la solicitud de una calle para tal o cual personalidad. Y en otros casos, dependiendo del poder o la presión que ostenten, que no el asiento, lo consiguen con rapidez. Así hoy, nos encontramos con nombres de personas, que se merecen ese honor, en distintos tramos de la calle Mariñiguez; lo que es un despropósito formal y estético.

Si el afán por el reconocimiento los arrastra, o es el miedo quien se apodera de ellos, porque temen que sus reconocidos caigan en el olvido: inciertos serían los méritos, o dudosas las intenciones de los paladines. Que más interesados en su gloria que en la del difunto, suplican por enterrarlo, dos veces, lo antes posible.

SALUD

martes, 11 de octubre de 2011

A Juan José Padilla




Queridísimo Torero:

Dicen los entendidos que el hombre es, siempre, algo más que razón e inteligencia. De todos los adjetivos que se puedan enumerar, para definir tu leyenda humana y taurina, diste ejemplo el otro día al no querer evitar jugártela a sabiendas de que aquél empeño tenía una difícil recompensa.

Más allá, de todo lo que se pueda decir del arte grandioso de la tauromaquia, se encuentran hombres ejemplares que, ajenos a su propia vida, lo dan todo porque así es su condición y por que están bendecidos para poder hacerlo. Tú eres uno de esos.

Tu dolor no es equiparable al que podemos sentir los demás, pero quiero que sepas que tu cornada también la hemos sentido como nuestra. Siéntete confortado, porque tienes contigo a Jerez, tu pueblo, y porque vas a salir de ésta fortalecido en la razón, en la inteligencia y, más aún si cabe, en la vergüenza torera.

Te queremos.

SALUD

martes, 4 de octubre de 2011

Paco "El Gasolina"



En el Centro Cultural Cajasol en la Plaza de las Marinas, un lugar donde se celebraron numerosos actos culturales y políticos en los remotos años de la transición, se ha presentado recientemente un libro-disco dedicado al cantaor Diego Rubichi.

A las exposiciones de costumbre, le siguió una actuación de los hijos con su nuera Eva al cante, cerrando la ceremonia Paco Casares “El Gasolina”. Quien había subido al escenario, ligero de equipaje, sin más ornamento que naturalidad y un talante sabio. Sólo hizo tres cantes hablados con confianza en la palabra y en los ritmos: un camino recto a los sentidos y al corazón.

La presentación del libro-disco se podría haber hecho, sin complejos, en Broadway o en el Albert Hall de Londres, pero ni falta que hace. Lo verdaderamente relevante es el valor de la experiencia vivida y la certeza de que será irrepetible. Puede estar satisfecho, Diego de los Santos “Rubichi”, porque le cantaron la flor de lo bueno.