Quién
queda por reconocerle al flamenco su grandeza y versatilidad para adaptarse a
los nuevos tiempos. Son estos precisamente los mejores años de su historia, en
todos los ordenes, para su proyección y desarrollo universal.
Los
genios salen solos, son escasos y atemporales, por eso no requieren de
preocupaciones ni miradas recurrentes al pasado. Como es costumbre, ya cansina,
de los que responden a la hora de evaluar estas artes, y de camino quedar mal. Hay
que terminar con eso y levantar un poquito la vista, que no se pierde nada,
sino todo lo contrario.
Las
manifestaciones espontáneas, que son convocadas a través de las nuevas
tecnologías, para hacer protestas y reivindicaciones en la calle, tienen el
nombre en inglés de “flashmob”, y así se le llama a ese abordaje en la calle
medido con la mimbre de la más alta expresión artística. Con una verdad que
sobrecoge y que supera al color y a las razas. Por no hablar de lo que pasa en
los teatros, las Peñas o en las trastiendas. De eso se llena Jerez estos
días, de dimensiones humanas de la mejor
clase. ¿Alguien da más?
SALUD