Las heridas que sufre el entorno las padecemos todos. No nos damos cuenta, pero éstas lesiones que transforman fatalmente nuestro medio, cuando no es en armonía, nos golpea en los sesos y nos desguarnece por dentro.
Por eso hay que descubrirse ante la anunciada noticia de la demolición del edificio de la Plaza Esteve , que oculta con su rumboso porte totalitario la serena integridad de la Plaza de Abastos.
Cuando esto se produzca, habremos dado un gran paso desandando caminos sinuosos que rebajan el noble oficio de maestro cantero y, quedará menos para la reubicación de la artificiosa escenografía que padece la Alameda de Cristina. Peor creo que lo tendremos con el codicioso mastodonte que abruma a la Ermita de Guía y ruboriza a la Ciudad.
SALUD
No hay comentarios:
Publicar un comentario