Antes de que existiera Europa,
Jerez ya olía a vino. Pero no por eso vamos a dejar de tener el honor de
sumarle, a su inveterada trayectoria vinícola, el reciente nombramiento de
Ciudad Europea del Vino para el 2014.
Valorar esta designación
deber ser el objetivo que debemos marcarnos sin dejar de incentivar las
iniciativas ya puestas en marcha de promoción y de recuperación del patrimonio
histórico y comercial.
La generación de jerezanos
que estudian y trabajan en otros países, ya no se impresionan tanto ni se dejan
llevar por lo supuestamente bueno - que siempre viene de fuera-, a través de
novedades que merman el consumo de nuestros productos. Pero nada de esto es
para siempre. Ellos son la diana perfecta y la señal que ilumina el
cachón de los pasos perdidos.
SALUD
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