La manifestación por el empleo convocada el miércoles por los sindicatos CC.OO. y UGT. tuvo una amplia participación de partidos políticos y organizaciones sociales. Sin embargo, la implicación del colectivo protagonista del acontecimiento fue muy reducida en relación al número de demandantes de empleo que tenemos en la ciudad y que se cifra muy cerca de las 26.000 personas.
Si los verdaderos protagonistas de la manifestación del otro día no se sienten motivados a salir de su casa para demandar y apoyar haciendo fuerza con su presencia en la calle, deben saber que, con su actitud, están lanzando un claro mensaje de desmotivación de apoyo a su justo derecho al trabajo y también sobre quién debe sacar las castañas del fuego. Con su no participación, los desempleados ponen la pelota sobre el tejado de los sindicatos y también ponen más de una pelota sobre el suyo propio.
El resultado de la manifestación por el empleo ha sido muy importante para poner de relieve la capacidad de convocatoria de los sindicatos y el nivel de concienciación que tienen los desempleados: su grado de confianza en el gobierno y en los agentes sociales, en su capacidad de acción ante la crisis y de implicación social individual y como colectivo.
Los sindicatos tienen su parte de responsabilidad en el éxito o fracaso de una convocatoria, pero no tienen toda la responsabilidad. Algo importante estará pasando en la sociedad cuando los afectados no tienen suficiente energía para mostrar su apoyo a sus propias reivindicaciones. Muchas dudas se ponen de manifiesto y produce cierto recelo pensar que esta apatía se pueda deber al estado del bienestar, o a que la realidad con la que contamos en números sólo sea un dato estadístico sin mayor trascendencia.
El Gobierno, los Agentes económicos y la Sociedad en su conjunto tenemos un compromiso con los ciudadanos que no tienen empleo, y el colectivo de desempleados debe tomar conciencia de su corresponsabilidad en la sociedad en la que vive.
3 comentarios:
Habría que analizar en profundidad el papel que están desempeñando los sindicatos.
Ellos no sacan las castañas del fuego, se las comen directamente.
El parado que tiene que mantener a una familia no puede entretenerse en negociaciones que jamás llegan a ninguna parte y solo benefician a los mismos.
No sirve de nada que a alguien se le llene la boca de "derechos" cuando no cumple con sus "obligaciones".
El que paga come castañas, el que no, solo huele el tufillo que desprenden mientras las asan.
Coincido tota y plenamente con "Laura": con puntos y comas.
Mu bien dicho Laura.
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