Cuantas veces hemos oído decir que los años vuelan. Y es cierto que pasan como pichones. Pocos días le quedan al quejoso 2011 -que se vaya ya con su repertorio, dirán algunos -, y a punto está de asomar las orejas el próximo, que viene cargado de nuevas expectativas e ilusiones. Por eso afortunadamente la vida sigue, y no es una mala noticia.
El 2012 suena bien. A mi me lo parece. Va a ser el año en el que el coche – por echarle la culpa a algo- dejará de ser lo primero en nuestra escala de valores, porque será sustituido por el trabajo, la educación y la sanidad. Y por la plena conciencia de saber que debemos vivir compartiendo los recursos limitados que tiene nuestro hermoso planeta -siempre que contemos con la aquiescencia de los Lehman Brothers -.
Hoy tenemos en Jerez un cielo muy azul, sólo hay que contemplarlo unos minutos. Así que, con todos los aperos, vamos a por el doce.
Salud y Feliz Año Nuevo