Estamos en el ecuador de la
legislatura sin la agitación social con la que comenzó y con la oposición en
los cuarteles. El Partido Popular, que ha conseguido mimetizarse con los problemas
de la ciudad, ha superado el primer tiempo y parece que se encamina al segundo
con la misma estrategia: sin estridencias ni resultados. Y lo hace en línea con
su genética política, que establece como prioridad la privatización, en nombre
de la eficiencia, y la reducción de los servicios públicos. Lo que de verdad
está haciendo es un auténtico fracking ideológico
y en Jerez tiene un buen banco de pruebas. Así pues, con la oposición trabada
hasta que la justicia dictamine finalmente sobre las causas pendientes contra
determinados políticos de la ciudad, a los que mantiene en expectativa de
destino, los populares tendrán margen y artillería para llegar templados al
descuento. Si todo sale bien. Por eso, y por otras razones que pueden tener su
origen en las promesas con las que llegó el poder, parecen andar en esta
primera etapa minimalista de gobierno con los pies cargados de plomo.
El Partido Socialista está
tardando en encontrarse y necesita espabilar, como mínimo, por el bien de un
equilibrio democrático y de una alternativa a las políticas conservadoras. Debe
alejarse de la frivolidad en el reclutamiento e innovar afianzándose en sus posicionamientos
ideológicos genuinos para hacerle frente, de forma determinante, a la crisis
generalizada que atravesamos.
La demanda de una mayor participación
y democracia interna dentro de los Partidos no debe hacerse esperar. El PSOE sabe
hacerlo, ya lo hace de forma diferenciada de otras organizaciones a la derecha
y a la izquierda, pero hoy la exigencia es avanzar más y mejor, prestándole una
sincera y decidida atención a las organizaciones de ciudadanos que están
emergiendo. Sin dejar de asumir que sin el ejemplo nada es consecuente ni tiene
recorrido. Dentro de poco comenzará, como está previsto, el proceso de
primarias para la elección de candidatos a las elecciones municipales, y, dadas
las circunstancias, no caben experimentos. De una elección acertada, con un
buen equipo, depende no sólo la representación política de una organización,
sino la piedra angular de su futuro.
Todas las políticas deben estar
dirigidas a la creación de empleo. Pero no por eso hay que dejar a un lado el
ejercicio reivindicativo como parte fundamental de la cultura política. Nuestra
ciudad soporta índices de desempleo alarmantes y la conflictividad no es lo
mejor que puede pasarle, pero el conformismo tampoco.
Los valores cívicos deben estar
presentes a través de los Partidos como organizaciones instrumentales entre el
poder y la ciudadanía. Pero hay más herramientas. Hace poco se consensuó por
unanimidad el Consejo Económico y Social, que debe tener una presencia y un
predicamento mayor en los escenarios donde se gestionan y se discuten los
intereses generales de la ciudad. No es que se espere de esta Mesa milagros, pero
su constitución, como ejemplo de un buen acuerdo, podemos interpretarla como un
símbolo de que Jerez sí puede.
El PSOE tiene que actuar con
determinación en la calle y en el Consistorio. Es tiempo para madurar y
aprovechar los recursos humanos de que dispone, con el objetivo de recuperar el
sitio que le corresponde en la ciudad. Para ello tiene que exteriorizar su
convencimiento, solidez y energía. Es una necesidad que lo haga. Los ciudadanos
están cansados de promesas incumplidas y enjuician desfavorablemente la labor
de sus políticos, en buena parte por su conducta conformista -cuando no
desmayada- y la de los Partidos. Pero al mismo tiempo saben que de ellos
depende, como de todos, que la situación mejore. Por eso no debemos dejarnos adormecer,
insensibles a la comunidad a la que pertenecemos.
Todos esperamos una señal que no
se recibe y, aun así, nos mantenemos en los puestos arrastrando la carga. Con
la esperanza de que la cuerda no se rompa.
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