Cuando las calles se decoran las ciudades se visten de domingo. Y da gusto pasear alimentado por la creatividad de los sabios e inventores que nos acercan al grandioso mundo de las artes, la convivencia o la diversión. Es el caso de la calle Larga, que en estos días de actividades en torno al libro, anda vestida con corbatas que anuncian pensamientos, utopía e ilusión.
Este año la distribución de las casetas de la feria del libro en la Plaza del Arenal se ha hecho con buen criterio, evitando entorpecer el paso de los ciudadanos y permitiendo que la plaza mantenga su vida natural y su identidad.
Cuando se planifica pensando en el entorno todo adquiere una mayor autenticidad y favorece el enriquecimiento ciudadano sin obstaculizar el desarrollo de las actividades que se programan.
No hay que dejar de adornar las calles, hay que favorecer nuestra cultura andaluza de colgar las macetas en las fachadas y hay que anunciar o denunciar lo que se desea y lo que se necesita sin hacerle daño a la calle. Porque así las calles se humanizan y nos hacen sentir que estamos en una parte de nuestra casa.