Como si hubiéramos atravesado un
túnel nos reencontramos con la cotidianidad después de las fiestas de la
Navidad. Que sería de nosotros si no existieran esos paréntesis para vivir la
vida como un regalo, si no les transmitiéramos a los más pequeños algo
imaginario que les haga soñar y ser feliz. Eso será lo que tendrán en su haber cuando
crezcan y a los mayores nos da la oportunidad de sentir cada año una emoción
sincera al vivir la sorpresa en la cara de un niño, o por preparar un pequeño
regalo para las personas a las que quieres.
Pero ya integrados cada uno en su espacio habitual, del día a día, casi todos decimos ¡ya pasaron las navidades, menos mal! Y volvemos a encontrarnos con la realidad del mercado laboral, con tirar para adelante con el mes de Enero, con esos guisos caseros elegantes y ligeros de equipaje, y con las rebajas donde miles de ciudadanos buscan surtir el armario ante la austeridad impuesta por el FMI. Que ahora dice que la política de austeridad fue un error porque perjudicó el crecimiento y el empleo. ¿No es para hartarlos de incienso y de mirra?
Pero ya integrados cada uno en su espacio habitual, del día a día, casi todos decimos ¡ya pasaron las navidades, menos mal! Y volvemos a encontrarnos con la realidad del mercado laboral, con tirar para adelante con el mes de Enero, con esos guisos caseros elegantes y ligeros de equipaje, y con las rebajas donde miles de ciudadanos buscan surtir el armario ante la austeridad impuesta por el FMI. Que ahora dice que la política de austeridad fue un error porque perjudicó el crecimiento y el empleo. ¿No es para hartarlos de incienso y de mirra?
Agradecidos debemos estarle a Vicente del Bosque,
que nos da ejemplo y nos centra en el camino correcto para comenzar
el año, por recordarnos que estamos obligados a trasladar a los demás la mejor
ética y conducta personal. Habría que nombrarlo, además de entrenador nacional,
psicólogo de cabecera.
Salud.
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