Ni
el escaso tejido industrial, con su proporcional cifra de desempleo, ni el
déficit que arrastra el Ayuntamiento, o el vertiginoso sarampión procesional es
impedimento para que Jerez siga siendo un objeto de deseo, un plan de desarrollo
personal, un lugar maravilloso a donde llegar para quedarse a vivir.
Esto
significa que lo que subyace en esta ciudad es de una magnitud, felizmente
esperanzadora, que se adhiere a las constantes vitales, aunque a veces nos
acelere el pulso y lo ponga al borde de una detonación.
Como
así lo demuestra el constante incremento del censo municipal de habitantes, con
su más de medio millar de jerezanos que superan los noventa años (lo que no
habrán visto esos ojitos).
Aunque
aquí no ocurre nada que no suceda en otros sitios. Hay que tener en cuenta que
antes de firmar ningún expediente que le pongan por delante, aunque sean personas
autorizadas quienes lo hagan, conviene pasarle una copia a la Guardia Civil.
Salud
Salud
No hay comentarios:
Publicar un comentario