martes, 12 de mayo de 2009

Adivinanza - Dedicada a Jerez


Imaginemos un mundo en el que reinase la más absoluta libertad, ¿nos gustaría? Posiblemente, ese mundo imaginario no sería para los humanos de hoy un lugar adecuado, pero se puede soñar con él; de hecho, realizamos ese sueño cada vez que perdemos el sentido estricto de la norma y nos dejamos llevar por lo bueno que cada cual guarda celosamente.

A eso se le llama por aquí abajo “perder el sentío”. El sentío se puede peder por amor, por amistad, por la belleza o por la música; no digo nada, si a todo eso y, ya puestos a ser espléndidos, lo complementamos con lo que caiga de fino fresquito y un menudo como dios manda.

No falta quien no se despeina ni se retrata, quien compra y vende, pero todos conceden guiños; decomisos de adhesión a una causa celeste: la apetitosa, la tentadora, la beneficiosa simpatía.

Para permanecer entero, es fundamental medir los tiempos y los apretones de manos, los abrazos, los ojos salinos o los besos robados. La hora del día también cuenta. Por ejemplo, a las cinco de la tarde ya se puede estar gracioso (con ángel), mirar a lo largo y sentirse uno torero. A las dos de la mañana ya se anda cargando la suerte y dispuestos a morir en la plaza por el roce de unos volantes, o por una sonrisa cómplice: ese es el momento del vasito de puchero.

No hay comentarios: