Como para ferias no estábamos, si nos remitimos a la situación económica, pero hemos sobrevivido notablemente al evento social más gozoso de la primavera. Este año, la organización ha mejorado considerablemente en cuanto a distribución de los espacios, seguridad, limpieza, urbanización de la zona de atracciones y alojamiento de los feriantes; sin olvidar la atención que han recibido los hijos de éstos.
En lo que afecta a los jóvenes, queda por encontrar una solución que ayude a mejorar las concentraciones masivas y a reducir los riesgos que éstas conllevan, induciendo a la participación, dentro de la tradición cultural en que la feria se sustenta. Un modelo de organización, exigente con el cumplimiento de las ordenanzas municipales y, al mismo tiempo, sensible con las personas que tienen su medio de vida con este acontecimiento, repercute directamente en un mejor disfrute de todos los ciudadanos.
Por ello, hay que felicitar al Ayuntamiento y todos los trabajadores, que desde distintas instancias, han hecho posible que la Feria de Jerez siga siendo un modelo de manifestación cultural en la que el divertimento y la actividad económica son posibles dentro de un recinto iluminado por una convivencia saludable.
Sin olvidar las estadísticas de desempleados ni las dificultades de todos los días, regresamos a lo cotidiano después de haber pasado por una merecida tregua de luz y color que todos los años nos proporciona la Feria del Caballo (contando con que, claro, “cada uno cuenta la feria como le va”).
En lo que afecta a los jóvenes, queda por encontrar una solución que ayude a mejorar las concentraciones masivas y a reducir los riesgos que éstas conllevan, induciendo a la participación, dentro de la tradición cultural en que la feria se sustenta. Un modelo de organización, exigente con el cumplimiento de las ordenanzas municipales y, al mismo tiempo, sensible con las personas que tienen su medio de vida con este acontecimiento, repercute directamente en un mejor disfrute de todos los ciudadanos.
Por ello, hay que felicitar al Ayuntamiento y todos los trabajadores, que desde distintas instancias, han hecho posible que la Feria de Jerez siga siendo un modelo de manifestación cultural en la que el divertimento y la actividad económica son posibles dentro de un recinto iluminado por una convivencia saludable.
Sin olvidar las estadísticas de desempleados ni las dificultades de todos los días, regresamos a lo cotidiano después de haber pasado por una merecida tregua de luz y color que todos los años nos proporciona la Feria del Caballo (contando con que, claro, “cada uno cuenta la feria como le va”).
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