Queridísimo
Torero:
Dicen
los entendidos que el hombre es, siempre, algo más que razón e inteligencia. De
todos los adjetivos que se puedan enumerar, para definir tu leyenda humana y
taurina, diste ejemplo el otro día al no querer evitar jugártela a sabiendas de
que aquél empeño tenía una difícil recompensa.
Más
allá, de todo lo que se pueda decir del arte grandioso de la tauromaquia, se
encuentran hombres ejemplares que, ajenos a su propia vida, lo dan todo porque
así es su condición y por que están bendecidos para poder hacerlo. Tú eres uno
de esos.
Tu
dolor no es equiparable al que podemos sentir los demás, pero quiero que sepas
que tu cornada también la hemos sentido como nuestra. Siéntete confortado,
porque tienes contigo a Jerez, tu pueblo, y porque vas a salir de ésta
fortalecido en la razón, en la inteligencia y, más aún si cabe, en la vergüenza
torera.
Te queremos.
SALUD
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