En el Centro Cultural Cajasol en la Plaza de las Marinas, un lugar donde se celebraron numerosos actos culturales y políticos en los remotos años de la transición, se ha presentado recientemente un libro-disco dedicado al cantaor Diego Rubichi.
A las exposiciones de costumbre, le siguió una actuación de los hijos con su nuera Eva al cante, cerrando la ceremonia Paco Casares “El Gasolina”. Quien había subido al escenario, ligero de equipaje, sin más ornamento que naturalidad y un talante sabio. Sólo hizo tres cantes hablados con confianza en la palabra y en los ritmos: un camino recto a los sentidos y al corazón.
La presentación del libro-disco se podría haber hecho, sin complejos, en Broadway o en el Albert Hall de Londres, pero ni falta que hace. Lo verdaderamente relevante es el valor de la experiencia vivida y la certeza de que será irrepetible. Puede estar satisfecho, Diego de los Santos “Rubichi”, porque le cantaron la flor de lo bueno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario