miércoles, 31 de marzo de 2010

El Limbo


Como en la tradición católica el Limbo describe el estado o lugar a donde van a parar las almas de los buenos creyentes que han muerto antes de la resurrección de Jesús, como es el caso de los que mueren a corta edad sin haber cometido pecado, pero que no se han podido librar del “más original” por el bautismo. En la izquierda política también tenemos nuestro Limbo a donde va a parar todo aquello que tímidamente abducimos como ¿políticamente incorrecto?

En ese Limbo político se encuentra el caso de Cuba, “País tan nuestro” para el que deberíamos defender, con todos los medios a nuestro alcance, elecciones libres, libertad de prensa; todo eso que tenemos nosotros. Y no lo estamos haciendo. Supongo que estamos a le espera de que lo haga algún líder político que tenga el pedigrí suficiente como para que perdamos la timidez y digamos no a la dictadura militar; sí a la democracia y la libertad en Cuba.

El cambio político en Cuba no debe postergarse. Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, iconos de la revolución y representantes del arte y la cultura, piden abiertamente el cambio político en la Isla. En la presentación de su último disco, Silvio dijo que hay que superar la "erre" de revolución y que el país está pidiendo a gritos "evolución". También pidió ser honestos y no achacar todos los problemas de Cuba al bloqueo norteamericano, "Hay responsabilidad en parte por el hostigamiento sufrido", dijo, "pero no podemos echarle toda la culpa a eso porque es mentira".

Como somos tan mitómanos para algunas cosas y como, Víctor Manuel y Ana Belén ya se han manifestado a favor del cambio, supongo que pronto se generarán iniciativas de presión popular para echarles una manita los cubanos. Que lo mismo se presenta Raúl Castro a las elecciones y las gana.

domingo, 28 de marzo de 2010

Tiempo de ecuánimes


José Luis Ferris ha publicado una biografía de Miguel Hernández. En el diario El Mundo, que califica la biografía de esencial, el autor dice: "La tercera generación, la de los nietos de la Guerra Civil, es la que tiene que poner cordura".

No está mal. El biógrafo del poeta persigue todos los puntos de vista (lo que él llama ecuanimidad), y eso demuestra muy buena voluntad. Pero, en la entrevista que le hacen hoy en este mismo Diario (que días anteriores ya le había sacado buena tajada a la imagen del poeta), la periodista que parece muy desinhibida le pregunta: "Sigamos con los tópicos desmontados de Miguel Hernández en su biografía...", y el autor responde: "Su falsa pobreza, cuando se sabe que su padre tenía negocios montados, que no era un simple cabrero. También pongo en tela de juicio...", y continúa desmontando el perfil educativo, económico y social de Miguel Hernández como si todo eso tuviera verdadero valor.

Cualquier nieto o bisnieto de la Guerra Civil que lea la entrevista, perfectamente, se puede hacer a la idea de que, Miguel Hernández tenía como pasatiempo irse a cuidar cabras para leer a los clásicos, mientras el cochero estoico, le aguardaba en el pescante del Milord.

Ha llegado el tiempo de los neutrales, y con suerte, deberían descubrir los nietos y los tataranietos de la Guerra Civil, que Miguel Hernández fue uno de los poeta más puros, uno de los hombres más honesto y entero que ha dado nuestra España; que le dejaron morir por no querer rendirse a la deshonra.

Cuando los ecuánimes ejercen, hay que estar atento, por que lo mismo les ha comprado el alma el demonio, y nadie se lo ha advertido.

domingo, 21 de marzo de 2010

¿La foto no tiene nada que ver o sí?


Se me ocurre que sería mejor para todos reconocer la sexualidad humana como un obsequio de Dios, cuando leo en la prensa que Joseph Ratzinger durante un vía crucis clamó: "Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar entregados al Redentor! ¡Cuánta soberbia! La traición de los discípulos es el mayor dolor de Jesús. No nos queda más que gritarle: Kyrie, eleison, Señor, sálvanos". Supongo que podría estar pensando, entre otras cosas, en Marcial Maciel o en el asunto de los actos pecaminosos en los seminarios (esperemos que no haya ocurrido lo mismo en los conventos). Hoy tiene por delante el Papa una difícil situación que resolver y dudo que pueda quedar bien resuelta en beneficio de los creyentes y de la Iglesia, si todo queda en un: Aquí paz, y mañana gloria. Aunque a veces pienso, que como está la cosa, casi mejor sería dejarlo para más adelante; total, un siglo más o menos, ¿Qué importa?.


Cargando la suerte


Me dijo mi amigo, Jacobo que en mi anterior post "Atarse los machos", no me mojo claramente. Así, que me puse a escribir más explícita y detalladamente sobre todo lo que quería decir y que, evidentemente, no conseguí expresar. Pero iba camino de ensayo más que de un artículo de opinión, y terminé por desecharlo. Para que no caiga en saco roto el comentario de mi amigo, rescato la idea fuerza de lo que significa atarse los machos, que además de su definición - prepararse para una acción que entraña dificultad- y como ocurre con casi todo el léxico taurino, va más allá de lo que dice y todo el mundo (de nuestra cultura) entiende emocionalmente.

Quería decir lo siguiente:

La vida de los seres humanos tiene menos valor en la mayoría del territorio de nuestro planeta, que la que tiene un pez o un perro de esos que llevan a la peluquería o al psicólogo; menos valor que una puta chinche.

Los prohibicionistas carecen de alamares que les sostenga sus tesis ramplonas en defensa de la vida o contra la tortura; cuando no tienen huevos, no ya para ponerse delante de un toro, sino para ajustarse los machos y dedicar sus energías a salvar vidas humanas, antes que ponerse a prohibir la tauromaquia.

Algo así tenía que haber dicho, porque todo lo demás puede que ilustre, pero no descabella ¿verdad, Jacobo?.

Un abrazo







jueves, 11 de marzo de 2010

Atarse los machos

En relación al valor que se concede a la vida humana, siempre he tenido presente aquel aforismo de Stalin que produce escalofríos: “La muerte de una persona es una tragedia, y la muerte de un millón, mera esta­dística”. Igualmente me he preguntado sobre la incidencia que tiene en la compasión, que una víctima transmita alguna señal de dolor o no lo haga: como podría ser el caso de los corderos, los peces o los cerdos (aunque todos tengan ojos). Y en el caso de las plantas que dicen que crecen más y son más hermosas si se les habla o se les pone música, ¿sufren si se les corta su vida natural?

También me cuestiono si depende nuestra piedad, para con los seres vivientes, de la sensibilidad que tenemos los humanos según nuestros hábitos culturales, de supervivencia o de la alta conciencia que estamos alcanzado de nuestra especie. Si se tratara de esto último, ¿estarán desarrollando los vegetarianos una especie humana mejor que la que estamos haciendo los omnívoros?

He dicho todo lo anterior porque no se me ocurre nada mejor, después de haber leído estos días unos artículos magistrales en defensa de la tauromaquia y, también en contra de ella, aunque siempre me identifique mucho más con aquellos razonamientos que se sitúan en el entorno de lo humanamente reconocible. Uno de esos artículos lo escribió hace unos años, Mario Vargas Llosa y lo titulaba: “La última corrida” como respuesta, en aquel momento, a la decisión del Ayuntamiento de Barcelona de declarar a la ciudad condal anti-taurina y como preámbulo a una futura prohibición.

No voy a relatar aquí, los argumentos que todo el mundo conoce en defensa de la tauromaquia, pero cómo me gustaría, aunque fuera sin toro, que los prohibicionistas se ataran los machos. Como decía el otro día, Almudena Grandes, yo tampoco voy a intentar explicarles eso, no teman.

miércoles, 3 de marzo de 2010

¡La arruga es tan bella...!


El presidente de la CEOE, en nombre de los empresarios españoles, propone para la mesa del diálogo social un substancioso programa de reformas al que no le faltan las ideas, como las que ya adelantó en su día, el conocido modisto de “La arruga es bella”, Adolfo Domínguez. El programa de reformas plantea, para no entrar en letras pequeñas, un despido libre y barato al que podrían acogerse los afectados de forma individual o colectiva, y para los jóvenes un “contrato adecuado” que podría ser de salario bajo, sin coste de despido ni de cotizaciones, y sin derecho a prestaciones por desempleo.

No dice nada, el presidente de la CEOE, de la conveniencia de privatizar la sanidad y la educación pública, por lo que es de suponer, que éstas son medidas de más largo alcance que no están sujetas a este primer plan de ajuste del mercado laboral. Eso sí, recomienda que la intermediación la hagan las empresas de trabajo temporal, que lógicamente, tendrá un coste para la persona a la que le gestiona el empleo; cosa comprensible.

Seguro que no le faltan, al representante de los empresarios, buenas intenciones para que los españoles tengan trabajo, y el país renazca de las cenizas, a las que nos ha llevado la mala cabeza de los asalariados. Pero lo que más me preocupa, y eso sí que me inquieta, es que pudiera estar aconsejándole por lo bajini el Sr. Bernard Madoff, porque eso ya sería mucho más grave; espero que no.

D. Gerardo Díaz Ferrán, portavoz de los empresarios españoles -“Fue copropietario de Air Comet, la cual llevó con su gestión a la ruina, por supuesto tras embolsarse los beneficios y dejar a una importante cantidad de gente sin posibilidad de llegar a sus destinos”- esto no lo digo yo, lo dicen en Wikipedia. Lo que yo digo es que cuesta trabajo entender, cómo el presidente de una organización tan importante, hizo unas exposiciones públicas tan corrientes, superficiales e irresponsables sobre la quiebra de Air Comet; como cuando dio a entender, que los afectados eran un grupo de ignorantes que no estaban al corriente de la estafa que se avecinaba, o cuando se lamentaba de su mala suerte porque “le salió mal la apuesta en uno de los décimos de lotería que jugaba”.

No cuento todo esto porque yo quiera molestar al Sr. Ferrán, no. Lo digo con conocimiento de causa y porque conozco a una familia que compró (después de ahorrar el importe), varios décimos de lotería en Air Comet y resultó que los billetes eran falsos.

Que Dios guarde muchos años a Don Gerardo para que pueda seguir cuidando de nosotros.