jueves, 29 de abril de 2010

1985 Cuba - Capítulo V

Al día siguiente, después del desayuno, nos dirigimos a una calle cercana para coger el autobús que nos trasladaría a Pinar del Río. Aún no había comenzado a apretar el sol, y al placer de sentir el frescor de las primeras horas del día, se podía sumar el agradable olor y el tacto que produce en el cuerpo la ropa limpia después de un baño. El ambiente y la actividad en la calle era el de un día laboral como en cualquier Capital a primera hora de la mañana.

Mientras esperábamos la llegada del autobús, y los viandantes nos franqueaban por uno y otro lado sorteándonos sin detenerse o mostrar curiosidad por aquel grupo de extranjeros que obstaculizábamos su paso, me dirigí a uno de los vendedores ambulantes que bajo el brazo portaban un abultado mazo de periódicos y le compré un ejemplar compuesto por tres hojas de formato asabanado y seis páginas impresas con tintas negra y roja.

De pie entre el bullicio, y con la curiosidad no exenta de entusiasmo, empecé a leerlo: La Habana, Miércoles 16 de Enero de 1985/ Año del Tercer Congreso/ Año 21/ No.13/ 5 Centavos/ Cierre: 2:00/ Tercera Edición. GRANMA - Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba-. La portada tenía impresa dos fotos: una de ellas, de gran tamaño, correspondía a un congreso sobre la eficiencia económica con el eslogan: “¡Seamos más ahorrativos y seremos mejores revolucionarios; seamos más revolucionarios y seremos más ahorrativos!”; la segunda foto correspondía a Raúl Castro imponiéndole la Orden “Ernesto Che Guevara” al coronel general Vladimir N. Konchits, asesor militar da las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Y en un recuadro en el margen inferior derecho se detallaba la marcha de la Zafra (Cosecha de la caña de azúcar), con los niveles alcanzados en porcentajes por provincias, que iban del 78% al 103%, detallando como causas del incumplimiento de lograr el 100% de los objetivos marcados en algunas zonas: la limpieza y el mantenimiento, la baja productividad de las fuerzas manuales o problemas industriales etc.

Tras un vistazo general, le dije a mi mujer, éste es el periódico que aquí lee todo el mundo, y en ese mismo instante, una señora que pasaba se volvió hacia mí, y de forma intensa y uniforme, me dijo sin detenerse: “Sí, este es el periódico que aquí lee todo el mundo”, y desapareció entre la gente, sin darme la menor oportunidad de decirle nada. Aquellas palabras me sonaron a compañero, a la unidad de un pueblo: a primera persona del plural. Pero lo que nunca sabré, y la duda me persigue, es si lo que dijo aquella misteriosa mujer era, verdaderamente, lo que yo había creído entender.

2 comentarios:

Azrael dijo...

No te permitas creer, mantén siempre el espíritu empírico, más... no te olvides de soñar, Paco, soñar... siempre.

Paco Camas dijo...

Por eso pasa lo que pasa, Mary, por eso.