miércoles, 27 de agosto de 2008

Homenaje a Rocique


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Son conocidas las inscripciones de protesta o anuncios de prostíbulos en las paredes de las ciudades romanas. Desconozco el castigo que conllevaba ensuciar o dañar las fachadas de las casas, pero…lo mismo hacían pienso para los pollos con los grafiteros más recalcitrantes.

En Jerez hace unos años teníamos a Rocique, un pintor que andaba por los barrios pintando a carboncillo o tiza en las paredes y en las aceras. Rocique pintaba toreros, vírgenes o el Cristo de la Expiración. El posible deterioro que aquel bohemio le hacía al dominio público era contrarrestado con creces por la admiración de niños y mayores, y no en menor medida, se agradecía la ilustración que en aquellos años suponía, una pintura en la pared.

¡Cuántos exquisitos rótulos de firmas bodegueras! y ¡cuantos murales se han extinguido de nuestro paisaje urbano! Si se hubieran protegido, hoy contaríamos con un rico patrimonio artístico de imágenes de nuestro más genuino paisaje vinatero. En un muro de bodega en Ronda Muleros (cuesta del Palenque) se puede todavía adivinar un desconchado rotulo que anunciaba:

Fino la Ina

Muchas ciudades como la nuestra sufren una auténtica invasión de pintadas que no representan una cultura alternativa ni expresión artística, sino más bien, una modalidad vandálica - Aunque siempre hubo y habrá brillantes excepciones -. Y cuando se trata de agredir a los monumentos se pasa directamente a cometer un delito. Como mínimo, a estos insensibles y despiadados braceros del spray, habría que exponerlos, con orejas de burro, en el patio de la escuela de artes y oficios.


22 Mayo 08

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