De un tiempo a esta parte Jerez parece una ciudad acosada por “bichos chungos”: en el Barrio de Palos Blancos, ratas como conejos alarman al vecindario y en el Paquete las orugas amenazan con hacer un capullo que puede llegar a envolver a la barriada como un cartucho.
Aunque todavía no han llegado las moscas, los mosquitos y las cucarachas con alas, es previsible que este año lo hagan antes de tiempo. Todo esto es muy preocupante y menos mal que no se han escapado más cocodrilos.
Vaya papeleta que tiene África (la Concejala de Medio Ambiente) con intentar reducir las plagas de insectos y alimañas. Y eso si tiene suerte de que no llegue al Guadalete el mejillón cebra que ya está ahí, amenazando a todos los ríos españoles. Porque como lleguen a Cartuja esos mejillones, nos vemos cambiando en el PGOU nuestro modelo de expansión urbanística por el que tiene Tongli, una ciudad que está muy cerquita de Shanghái. Ante este panorama he tenido, creo que un espejismo, y es que el otro día al pasar por la laguna de Torrox vi varias lanchas planeadoras (de esas que tiene un ventilador gigante en la popa) cruzándose entre ellas buscando desesperadamente una salida. Y una brigada de guardias vestidos con trajes de apicultor que intentaban ayudarles estaban siendo succionados por grandes bolsas de arenas movedizas que había en el campo de golf. Menos mal que me desperté. Y ya más tranquilo leo en el periódico que la CGT, que es un sindicato que andaba históricamente, cortito de fe; tiene a la Catedral de Jerez como lugar sagrado para sus reivindicaciones laborales.
En fin, que ya con esta noticia, empecé a entonarme y a tomar contacto con la realidad.
24 enero 08
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