miércoles, 27 de agosto de 2008

Los Hermanos de la Salle

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125 años llevan los Hermanos de la Salle en Jerez y quiero sumarme a la celebración, por la labor que durante tantos años, los Hermanos de las Escuelas Cristianas han realizado, educando a tantas generaciones de jerezanos, entre ellos, a mi padre y a mí mismo.

Un día excepcional fue cuando llegaron al Colegio Sagrado Corazón los alumnos del Buen Pastor. Nos congregamos en el patio tantos niños que me impresionó por lo novedoso y multitudinario, incluyendo, la acogida tan cálida que les dedico el Hermano Bernardo.

Cuando cantábamos el cara al sol y montañas nevadas recuerdo a un Hermano que nos administraba los cánticos con un toquecito, más Víctor Manuel que Queipo de Llano; lo cual era muy agradecido y correspondido por todos los niños en formación.

También es verdad que el trabajo duro lo hacían los maestros laicos que eran las autenticas fuerzas de choque - sin que llegaran a ser, instructores de marines -. Entre ellos recuerdo especialmente a Don José, que de vez en cuando nos ponía en rueda a toda la clase y nos abanicaba a base de tortazos. A Don Manuel que te levantaba del pupitre retorciéndote el labio de abajo mientras te decía ¡“verdugo de los campos verdes”! y también por los palos en las manos – no usaba Don Manuel la regla plana, sino unos auténticos palos de banderillas, ¡lo decía él! – aquello era, como un seguro para una ¡artrosis degenerativa! y a Don Benito, que daba unos koskis y unos pellizcos en las entrepiernas ¡de lujo coreano! A mí me dio Don Benito un día koski, que me pulverizó en la cabeza, de tal manera los números, que para volver a hacer un quebrado, me tenía que coger un mes de descanso; a él le agradezco definitivamente ser de letras. Y yo no era un niño revoltoso ni desobediente pero eso sí tenía un defecto incorregible: que me reía mucho… ¡y en aquella época! ¿Serían los nervios?

Pero los Hermanos de la Salle eran gente noble y paciente, a medio camino entre un cura y un San Francisco de Asís, lo que impregnaba a los niños de un sentimiento de respeto y también de protección y cuidado. Lo único que les reprocho es que no me hicieran congregante del niño Jesús.
25 Oct. 07

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